miércoles, 23 de junio de 2010

Se puede referir a cotidiano a muchos aspectos presentes en nuestro diario vivir. Desde lo que es mas usual en la convivencia del hombre hasta lo que pasa desapercibido por lo que es normal.


En mi proceso de cotidianidad en lo cotidiano, valga la redundancia, encontre ciertos detalles significativos en cuanto a formas, texturas y composición. Quise resolver mi cotidianidad respecto a la repetición de actos que hago todos los dias, y cómo esos actos están relacionados con objetos, que sin pensarlo cuando hago la acción no pienso en lo que son, como son y que sustraen.


Cada vez que me levanto, casi todas mis mañanas son iguales. Pensaba que tan aburrido puede ser eso, pues la cotidianidad aveces aburre. Me levanto abro los ojos y prendo la lampara de mi mesa de noche, una lampara llena de lunes y tonos cafés. Forman en el techo unas formas circulares, dando alusión al ciclo, a lo repetido. Luego cuando tengo luz, veo cómo mi pelo cae en el cubre lecho y cómo hace contraste con mi pelo rubio extendido en él. Veo otra lampara roja que de casualidad siempre mi mirada va hacia ella, pues el espejo que esta al frente mío, la refleja. Es inevitable no verla. Luego abro la persiana, a ver que tal esta el día y las bolitas del black out son redondas y pequeñas. Caen en forma peculiar. Efectivamente el día esta asqueroso, casi muchos días llueve y eso me aburre. Nuevamente la cotidianidad. Me baño con una espuma roja, que, tomando la foto, me di cuenta de todos las circunferencias que hay y como los hilitos se enredan. Luego, como cualquier persona me visto, encuentro nuevas texturas en la ropa. Así mismo la pijama que me quite en el baño esta encima de mi cama y veo el contraste de los cuadros con la cama blanca. Desayuno cereal, siempre el mismo. Es inevitable que no me encante, los frutos rojos me fascinan. Pongo música en mi computador, que es uno de mis compañeros de mi diario vivir, que hasta llevo de viaje cuando salgo de la ciudad. Luego me hecho crema en todo el cuerpo, y todos los sentidos se despiertan. El olor de la crema es muy peculiar, de pronto vainilla y coco juntos. Una total delicia. La piel se siente suave y me refresca. Luego me lavo los dientes y veo los bellos colores que tienen el cepillo, nunca me hubiera fijado, pues es algo que se hace diariamente sin pensar en cómo es ese cepillo. En mis cachetes rojos no puede faltar un polvo compacto, para distraer esos tonos rojos que tiene mi piel, así mismo como la pestañean, algo natural pero en toque esencial para verse aceptable cada mañana. No falta el despedirme de mi hermana, y cada vez que veo esa silla de ruedas me carcome el saber que mi hermana no camina, pero que así es la vida, y que todos los dias va a ser así…


Son entonces mis mañanas siempre parecidas, exceptuando los días que duermo o que trato de dormir hasta que me despierte algún ruido trastornador de la calle. La cotidianidad puede aburrir, pero detallando cada cosa que viene con ella, los colores, las texturas, y los sentidos hacen parte de ella volviendo algo sutil y extraordinario.


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